lunes, 12 de septiembre de 2011

Fomento de la lectura en los niños

Hoy en día es más común ver un teléfono móvil, o cualquier otro artilugio, en las manos de un niño que un libro. Y también es muy común escuchar las quejas de los padres ante la falta de interés por la lectura que muestran sus hijos, a no ser, claro está, que lo que lean sea su página personal en las redes sociales o las páginas con la programación de la televisión..

Está claro que los hábitos han cambiado y que los niños de ahora están tan estimulados por la televisión, internet, etc, que un libro les parece un objeto obsoleto, más cuando lo abren y ¡Oh, sorpresa, no tiene imágenes! El leer e imaginar parece una ardua tarea en un momento donde el consumo instantáneo hace que todo lo que ocurrió ayer ya no sea noticia ni esté de moda.

Sin embargo, crear el hábito de la lectura es una tarea que corresponde tanto al ámbito educacional como al familiar, y es que cuando más temprano empiece un niño a tener contacto con libros, mayor será su interés por ellos. Por supuesto, siempre debemos tener en cuenta su edad a la hora de ofrecerle una lectura y lo más aconsejable es comenzar con libros donde la imagen tenga mayor protagonismo, libros que se puedan tocar o que estén acompañados de sonidos o canciones. Pero también un libro tradicional puede ser igual de atractivo si lo acompañamos de gestos y de cambios en nuestra voz. Es una fórmula ideal para mantener el interés del peque.
Muchas veces, ni siquiera es necesario leer el texto, prefieren que vayamos explicando los dibujos y hasta podemos crear nuestra propia historia.
Una hora idónea para leer es la de antes de dormir, tomarse cinco minutos de relax antes de apagarles la luz y, juntos, leer una historia. Si se hace como rutina, entrará a formar parte de su vida sin darse cuenta.

Según vaya creciendo, las lecturas pueden ir volviéndose más complejas, más largas, con más personajes..., pero de nuevo adecuadas a su edad y ya también a su gusto: quizá prefiera historias de animales, tal vez de princesas o quizás de dragones. Pero también es verdad que si nosotros los padres nos esforzamos un poco, podremos salir del esquema tan marcado de lecturas infantiles llenas de princesas a quienes salvar y dragones a los que matar. La lectura puede ser educativa y pedagógica sin caer en los tópicos y no por ello resultar aburrida.

Cuando el niño ya haya aprendido a leer, es recomendable pasarse de vez en cuando por la biblioteca pública más cercana, donde verá multitud de libros, chicos y chicas de su edad leyendo,  podrá hacerse socio lo que implicará una responabilidad ya que tendrá en su poder un libro que le han prestado y que debe devolver intacto para que otro niño o niña disfrute de su lectura, y siempre que sea posible, compartir con él o ella esa nueva lectura.
 ¿Y por qué no? Ahora puede ser él  o ella  quien nos lo lea a nosotros.

Lo que sí es muy imprtante es no utilizar nunca la lectura como castigo ni forzar obligatoriamente a leer algo, ya que conseguiremos el efecto contrario al deseado: odiarán la lectura.

No esperemos a que lleguen las Navidades o un cumpleaños para regalar un libro, deben asociarlo con el ocio y el tiempo libre, no con una fecha determinada o con un regalo para "salir del paso".

Realmente está en nuestra mano el hacer que un libro sea un tesoro. Y recuerda que como mejor se predica es siempre con el ejemplo.



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